De Exploradores de Don Bosco a una Vida de Amor y Familia: Mi Historia en La Boca
Una Historia Personal
En el famoso barrio de La Boca, existe una Casa Salesiana llamada San juan Evangelista, donde forma sus filas el flamante Batallón 5 "Alte Guillermo Brown" los Exploradores Argentinos de Don Bosco, donde la vida se siente en cada rincón, y las tardes son el resguardo para cada chico del barrio que decide comenzar esta aventura exploradoril. Entre ellos estaba yo, un animador lleno de sueños y esperanzas. Fue en este entorno lleno de alegría y compañerismo donde conocí a Natalia, otra animadora que, aunque un par de años más joven que yo, irradiaba una energía contagiosa y una personalidad fuerte y difícil de quebrar, que iluminó mi mundo.
Desde el primer día, la conexión entre nosotros fue instantánea. Nos encontramos compartiendo risas, historias y, sobre todo, una pasión por ayudar a los demás y asi poder formar en lo Pastoral a tantos jóvenes, con principios y buenos valores. A medida que pasaron los meses, nuestra amistad floreció y, sin darnos cuenta, nos encontramos atrapados en el comienzo de una hermosa historia de amor. Cada encuentro estaba lleno de complicidad y risas, y ya no había dudas de que estábamos destinados a estar juntos.
Así, con el tiempo, decidimos cumplir con un propósito esencial para nosotros, irnos a vivir juntos. Crear un espacio solo para nosotros, donde cada rincón contara nuestra historia. Cada día era una nueva aventura, una mezcla de desafíos y alegrías que consolidaban aún más nuestra relación.
Finalmente, llegó un día especial que marcaría un nuevo capítulo en nuestras vidas: la llegada de nuestro hijo, Román. Ese pequeño ser, lleno de vida, y esperanzas, se convirtió en nuestro regalo más precioso. Con su sonrisa, iluminaba nuestras noches y traía una felicidad inposible de borrar a nuestro hogar.
Mientras miro hacia atrás y reflexiono sobre nuestro viaje, me doy cuenta de que si no hubiera sido explorador, nunca habría conocido a Natalia. Esta hermosa trayectoria, llena de risas, amor y constante descubrimiento, no habría existido. Me pregunto cómo hubiera sido mi vida de no haber formado parte de ese grupo; quizás habría seguido un camino diferente, pero seguramente estaría vacío de la calidez y la dicha que solo el amor puede proporcionar.
La vida a veces nos lleva por sendas inesperadas, pero cada paso dado en esa dirección fue esencial para que nuestros caminos se cruzaran. La vida Salesiana no solo nos formó individualmente, sino que también abre las puertas al conocimiento del amor, la amistad y la familia. Y gracias a haberme aventurado en esa travesía, hoy tengo lo más valioso en mi vida: a Natalia y a nuestro querido Román.
¿Qué momentos de tu vida te han llevado a descubrir el amor o la familia de formas inesperadas? (Escribe en los comentarios)
Comentarios
Publicar un comentario