La Porteria Salesiana: nido de historias compartidas

 

En el Colegio Salesiano, la portería no es solo una puerta de entrada y salida; es un lugar donde nacen y crecen vínculos que dejan huellas profundas en la vida de los jóvenes. Allí, el portero se convierte en un oyente atento y en un compañero silencioso pero presente en momentos importantes de la etapa escolar.

Muchos pibes, al llegar cada día, buscan en el portero una sonrisa, un saludo sincero, una palabra de aliento cuando la ansiedad por los exámenes o las dificultades se hacen presentes. El portero lleva esa tarea, su papel va más allá de abrir puertas: escucha historias, comparte un mate, comparte ilusiones, acompaña en las frustraciones y celebra los logros pequeños o grandes.

Con el tiempo, ese vínculo se fortalece y se transforma en una verdadera amistad. Los chicos saben que pueden confiar en él, que no solo los recibe en la portería, sino que también los acompaña en su recorrido, en sus dudas, en sus sueños. Se convierte en un referente, en un ejemplo de cercanía y honestidad, que deja una marca imborrable en su corazón y en su camino.

Así, en esa simple pero valiosa relación, se aprende que los vínculos sinceros y sostenidos con quienes nos acompañan en nuestras etapas de crecimiento pueden convertirse en verdaderas amistades, que enriquecen toda la vida.

Para escribir este texto me sentí inspirado en la historia de un amigo que cumple esa función y lo vi triste por la noticia trágica de uno, de esos tantos pibes,
que pasan cada día a saludarlo y a contarle sus historias, que comparten un mate y una sonrisa. siempre le digo que sin querer formó un Oratorio paralelo.




¿Recuerdas a alguna persona que te haya recibido con una sonrisa, un saludo o una palabra de aliento cuando más lo necesitabas? ¿Qué impacto tuvo esa actitud en tu día o en tu camino? (Escribe en los comentarios)