Cuento: Un vínculo que trasciende fronteras - Promesa de volverse a ver (2do Capítulo)



Mateo regresó a su ciudad con el corazón lleno de recuerdos y sueños, pero también con un pequeño nudo de tristeza en el pecho. Aunque la visita a Sofía había sido mágica y reafirmado cuánto significaba su amistad, pronto supo que la vida continuaba y que tendría que esperar hasta el próximo encuentro.

Al llegar a casa, Mateo buscó en su agenda y en su corazón el momento en que podrían volver a verse. Pensando en Sofía, le escribió una carta en la que le decía cuánto la extrañaba y cuánto ansiaba volver a verla y se la envió por correo electrónico. En ella, le prometió que, aunque ahora estarían en diferentes países, seguiría haciendo todo lo posible por mantener vivo ese lazo especial.

En los días siguientes, Mateo y Sofía continuaron comunicándose a través de videollamadas y mensajes. Compartían lo que aprendían en la escuela, las cosas que extrañaban de su ciudad y las nuevas aventuras que cada uno vivía. La esperanza de volver a encontrarse algún día los mantenía unidos.

Mateo, con la ayuda de su familia, empezó a planear su próximo viaje. Ahora sabía que, para que ese sueño se hiciera realidad, tendría que seguir ahorrando y esforzándose, pero también sabía que lo más importante era cuidar esa amistad tan valiosa en sus corazones.

Mientras tanto, en Madrid, Sofía también soñaba con el día en que volvería a ver a Mateo. Ella le enviaba emojis, dibujos y pequeñas sorpresas por correo, para que su amistad siguiera creciendo, sin importar la distancia.

Pasaron los meses, y aunque la espera era difícil, ambos encontraron consuelo en la certeza de que su amistad era más fuerte que cualquier frontera. Mateo seguía trabajando en sus metas, y Sofía estudiaba con ilusión, sabiendo que pronto, en algún momento, volverían a cruzar caminos.

Y así, la historia de Mateo y Sofía continuó, llena de esperanza, cariño y la certeza de que los verdaderos amigos nunca se olvidan, solo necesitan tiempo, paciencia y mucho amor para reencontrarse en un futuro cercano.

Un día, cuando Mateo ya pensaba que quizás la espera sería más larga, llegó una carta al buzón de su puerta. La miró con sorpresa y curiosidad porque, en toda su vida, no recordaba haber recibido una carta por correo postal. La abrió cuidadosamente y vio que era de Sofía.

Con manos temblorosas, empezó a leer:

"Querido Mateo," decía la carta, "sé que todavía falta mucho para volver a vernos, pero quería enviarte algo que me hizo pensar en nuestro sueño común. En Madrid, en ese parque donde nos encontramos, hay un pequeño árbol que planté en honor a nuestra amistad. Es un olivo, porque en este país simboliza la paz y la esperanza. Te mando una hoja de ese árbol para que el día que vuelvas conozcas de donde pertenece..."

Mateo sintió que su corazón se aceleraba. Continuó leyendo la carta, y Sofía le explicó que, en su próximo descanso escolar, ella misma iría al parque para cuidar del olivo y tomar una foto del árbol, como un recordatorio de que, aunque la distancia los separara, siempre existiría ese símbolo de su amistad.

El tiempo siguió pasando, y Mateo, cada vez más decidido, empezó a planear su próximo viaje. No solo quería volver a ver a Sofía, sino también devolverle algo muy especial: un pequeño libro donde escribirían juntos todos sus sueños, metas y promesas, un recordatorio de que los lazos de amistad, aunque desafíen la distancia, pueden mantenerse vivos y fuertes con amor, paciencia y esperanza.




Continuará...







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