Don Bosco: el soñador que cambió la vida de miles de jóvenes
Imagina que tenés 9 años y una noche soñás algo tan raro como increíble: ves a un montón de chicos peleándose, y de repente aparece un señor que te dice: que no con golpes ni gritos vas a ganarte a esos pibes, sino con cariño y paciencia. Raro, ¿no? Bueno… eso le pasó a Juanito Bosco. Y ese sueño fue la chispa que marcó toda su vida.
Juanito nació en 1815, en un pueblito humilde de Italia llamado Castelnuovo. Su infancia no fue nada fácil: perdió a su papá muy chico y su mamá, Mamá Margarita, tuvo que bancarse todo sola. A pesar de la pobreza, ella le enseñó a vivir con fe y con corazón abierto a los demás.
Pero Juanito no era un nene cualquiera. Le encantaba hacer juegos de magia, malabares y hasta imitaciones para divertir a otros chicos. Y siempre, antes de terminar, tiraba una frase o una enseñanza sobre Dios. Su idea era clara: divertir para después invitar a soñar con algo más grande.
Con los años, se dio cuenta de que muchos jóvenes de Turín —una ciudad grande a la que fue a estudiar— estaban en la calle, sin escuela, sin familia, sin oportunidades. Algunos terminaban en la cárcel… y eso a Don Bosco le dolía muchísimo. Así que pensó: “Si nadie los ayuda, yo lo voy a hacer.”
Ahí nació el famoso Oratorio, un lugar donde los chicos podían jugar, aprender un oficio, rezar y, sobre todo, sentirse queridos. Don Bosco tenía una fórmula que él llamaba el “Sistema Preventivo”: nada de castigos violentos ni miedo, sino cercanía, amistad y confianza. Su lema era: “Basta que sean jóvenes para que yo los quiera.”
Don Bosco no fue un santo aburrido, fue un soñador con los pies en la tierra. Se la jugó por los jóvenes cuando nadie lo hacía y dejó un legado gigante: escuelas, talleres, grupos, oratorios… y sobre todo, una forma de educar que sigue viva hasta hoy.
Su vida nos deja una enseñanza clara: no importa de dónde vengas, si sos pobre o rico, si tenés todo o te falta mucho. Lo que realmente cambia el mundo es animarse a soñar y trabajar por los demás.
Así que, si alguna vez pensás que sos “demasiado joven” para hacer algo grande, acordate de Don Bosco, el pibe que soñó a los 9 años y terminó iluminando la vida de millones.
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