Santa Catalina – 140 años

Si me preguntan qué significa Santa Catalina para mí, existen muchas maneras de describirlo:

Es donde quiero estar, pero también es donde a veces quiero salir cuando algo no me gusta. Es donde me divierto, pero también donde, a veces, me aburro. Es donde ocurren cosas extraordinarias, pero también muchísimas ordinarias. Es donde tenés amistades, y otros que son solo compañeros de trabajo.

Pero Santa Catalina es más que un edificio o un horario de entrada y salida. Es un lugar que te va moldeando sin que te des cuenta. Es ese espacio en el que cada día puede sorprenderte, incluso cuando empieza igual que siempre. Es un patio que se llena de risas, de preguntas, de desafíos… y que te recuerda por qué elegiste estar acá. Es un pasillo donde un saludo simple puede convertirse en un gesto profundo, un recreo que se vuelve historia, un aula que guarda secretos, sueños y aprendizajes.

Santa Catalina son sus 140 años, pero también cada una de las personas que le dieron vida en ese tiempo. Son los que pasaron, los que están y los que vendrán. Es tradición, memoria, y al mismo tiempo movimiento, cambio, futuro. A veces pesa, a veces impulsa. A veces te exige más de lo que creías tener, pero también te devuelve más de lo que esperabas recibir.

Y si lo miro desde el corazón salesiano, Santa Catalina es ese “hogar que educa” del que hablaba Don Bosco: un lugar donde no solo se enseña, sino donde se acompaña, se escucha, se anima, se sueña con otros. Donde lo ordinario se vuelve camino de santidad y lo extraordinario aparece en los gestos más pequeños. Donde los chicos no solo aprenden de vos, sino que también te enseñan a vos a ser mejor.

Porque Santa Catalina tiene algo que no siempre se puede explicar, pero sí sentir. Una mezcla de pertenencia, de historia compartida, de comunidad imperfecta pero profundamente humana. Y aunque uno tenga días de querer quedarse y otros de querer irse, siempre hay algo, alguien o algún detalle que te vuelve a traer. Una mirada, un gesto, una palabra, un recuerdo. Algo que te dice: acá todavía tenés algo para hacer.

Hoy, a 140 años, seguimos escribiendo juntos esta historia. Con alegrías y desafíos, con creatividad y cansancios, con sueños viejos y proyectos nuevos. Y ojalá que cada uno de nosotros, desde donde le toque, pueda seguir dejando una huella. Porque al final, Santa Catalina no es solo un lugar: es una comunidad que crece con nosotros y gracias a nosotros.



Comentarios